jueves, 1 de diciembre de 2011

Pequeños miedos



Los niños no temen, dijo; no temen a no ser que les presenten un temor. 


¿Quién nace con temor? ¿Quién? Nadie nace sabiendo, creyendo, no sabe si quiera quien es uno. Por ende, no se nace con temor, ni si quiera con el conocimiento de que es el "miedo".

¿Qué es el miedo? Si no más que un capricho de mayores implantado hacia un niño, el niño luego crece y presentará rechazo a algo que considera para el perjudicial o peligroso, evitándolo o huyendo de eso.

De todos sus temores son responsables los mayores, nunca se logrará que un pequeño no tenga miedo a nada, es como querer que no hable, así como le "enseñan" a hablar, le enseñan a temer y heredan los temores de los mayores.

¿A que le temen comúnmente?

  • A los borrachos, a un familiar lejano, a un vecino serio, al viejo de la bolsa. (personas)
  • A cintos, cuchillos, sierras. (objetos)
  • A arañas, cucarachas, cascarudos. (bichos en general)
  • A perros, gatos, leones. (animalitos)
  • A la oscuridad... // Acá hago un apartado de tema ¿Por qué a la oscuridad y nunca a la luz? Es increíble la mentalidad tan cerrada de los mayores en hacerles temer a algo que es un disparador para que desarrollen su imaginación, para que creen sus propios mundos, lo más preciado de un niño es su imaginación, ya que es en la única etapa de la vida en el que la realidad poco y nada importa. //

En mi mundo, al miedo se lo atribuye uno, los habitantes andan curiosos y no le dan lugar al mismo, descubriendo por sus propios medios que es peligroso, para después saber a que deben temerle, el espanto dependen de cada uno y nadie te hace temer algo en particular, no hay conceptos o parámetros comunes de miedo, ni mucho menos se sigue lo que la mayoría teme, como en su mundo.

Dejen a los niños vivir tranquilos, cuídenlos pero no les presenten temores, dejen que descubran cosas por sus propios medios, y no los acorralen con el miedo. La curiosidad en un niño es parte de su salud.

No se aprovechen de la confianza de la criatura, la ingenuidad y la niñez van de la mano, sepan que confían ciegamente en sus mayores cercanos.

 Felipe Peiro.-

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