lunes, 23 de julio de 2012

Circo




Brillaba en lo alto, colgaba cual si fuera un péndulo firme de su cuerpo, las alas de algún desbaratado ángel están sobre sus hombros y vuela, rueda, gira, ríe y llora.

El circo es un fenómeno que me intriga, y me refiero a su totalidad; desde la carpa hasta sus espectáculos, desde la manera de vida de los circenses hasta la gente que recurre al lugar a presenciar el show.

Es realmente inexplicable el encanto que guarda la carpa, esas coloridas telas que bajan danzando al ritmo de la taquicardia ansiosa de los niños, ese techo extenso que se involucra al cielo y se mezcla en el, ¿será para verse uno más pequeño dentro y así más vulnerable a la risa?

Las destrezas y las actividades llevadas a cabo; van desde un ser que se distorsiona tanto como uno imagine, o tal vez más; a equilibristas desafiando la gravedad a la altura justa para hacerse el mayor daño en caso de caer,  o malabaristas soltando al aire objetos que parecen bailar por si solos.

Logre notar que los circenses optan por una vida nómade, van de lugar en lugar, recolectando experiencia, coleccionando risas, atestiguando expresiones, sentimientos; quizás. El porqué optar por una vida en la que no se para nunca, en el que no se tiene un lugar para decir “soy de aquí”, me resulta incomprensible, pero me refiero a ese algo más, ese hogar suyo, ese intimismo necesario, en ellos es escaso, o tal vez la carpa es su hogar.

En este lugar se explota al máximo la finitud del casi, y se celebra por ello, el riesgo es de los mayores capitales del circo, porque la gente es muy consumista, preferentemente, de ello.

Tampoco entiendo el porqué se paga por algo que es tan simple como una risa, para obtener la misma, la carcajada, que parece que la tuvieran aferrada tímida dentro de su cuerpo y poco a poco se va trepando al precipicio de sus labios; pero menos entiendo porque se paga para ver gente en peligro, en riesgo, disfrutar del casi; es algo raro que me pone a pensar más sobre esta especie que es el ser humano. Es obvio que ellos deben cobrar algo, porque de eso viven, pero no entiendo el porqué atrae el riesgo, y el porqué son tan raros ustedes.

Lo único que, personalmente, le critico al circo, y con un extraño enojo, es la utilización de los animales como si fueran objetos, y el agravio de usar un animal como fiera, pobre criatura, ¿qué culpa tiene que sus parámetros de lo bueno y manso, sean tan acotados al ser humano mismo? Además de que los animales son sometidos, no creo que estén a gusto de estar fuera de su hábitat.

Sin lugar a dudas, ustedes disfrutan de la distorsión de la realidad, o no de la realidad, de lo que debería ser, por orden misma de los que ustedes dicen que es natural, es decir, lo que debería ser, para ustedes.

¿Qué es un circo en mi mundo? Es el mundo mismo, sonreímos a carcajadas de nosotros; y nuestros animales, nosotros mismos, somos quienes delimitan el riesgo y el casi, hilvanando el casi en la aguja del riesgo, y así, salimos a coser la vida misma. ¿Qué más asombroso que eso? ¿Qué más simple?

Felipe Peiro.-

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